El vino más joven de la bodega y una excelente opción para adentrarse en el universo atlántico de la Ribeira Sacra. A partir de un atractivo ensamblaje dominado por la Mencía y con la aportación de uvas autóctonas como la Caiño, la Sousón y la Merenzao, este tinto seduce por su perfil fresco, vivo y aromático.
Cultivados desde la época romana, los viñedos en terrazas empinadas de Ribeira Sacra son algunos de los más pintorescos y traicioneros para trabajar en el mundo del vino, la viticultura aquí no es para los débiles de corazón, se necesita determinación enérgica, optimismo, un sentido de la tradición y una disposición a colaborar. Todas estas cualidades están encarnadas por Pedro Rodríguez de Guimaro. Pedro desciende de una larga línea de colleiteiros que trabajan en el área de Amandi, con viñedos plantados en pizarra orientados al sur, justo encima del rio Sil. Antes de 1991, la familia de Pedro producía pequeñas cantidades de vino para su propio consumo y vendía su vino en garrafones, a cantinas locales. Era un enólogo de León y pronto sería un amigo cercano a la familia, Luis Buitrón, quien ayudó a la familia Rodríguez a comenzar a embotellar sus vinos. Llamaron a su bodega Guímaro, que significa “rebelde”, en apodo del abuelo de Pedro. Guímaro fue una de las primeras adegas en unirse a la denominación en 1996. Poco a poco se recuperraon métodos de vinificación a la antigua usanza: con las fermentaciones, pisar con los pies en recipientes abiertos y raspón (tallos) inclusión, trabajo con bajo contenido de azufre y envejecimiento en barricas usadas. Este enfoque nos da la Finca Meixemán, la Finca Capeliños, Finca Pombeiras, A Ponte, que son algunos de los vinos más distintivos y de mayor antigüedad que se producen hoy en bodega.